La presidenta de la Asociación, Hebe de Bonafini, participó el domingo 31 del cierre del plenario de estudiantes secundarios que tuvo lugar en la Universidad Tecnológica de Avellaneda.
“Ya vamos para casi 40 años de lucha, vamos a cumplir 2000 jueves en la plaza y cuando uno lucha sin detenerse, piensa, ilusiona, proyecta y piensa en ustedes… ¿qué harán? ¿Seguirán el camino de mis hijos? De tantos, de más de 30.000. Cuando los veo así, tan entusiasmados, es como si se hizo realidad, se me va haciendo realidad el sueño de que las banderas de mis hijos están cada vez más altas”.
“Este es un momento en el que hay que retomar con más fuerzas las banderas para que nadie nos la quite. Que cualquier cosa que nos hagan hay que hacérselas sentir, hay que denunciarlas, hay que decir lo que pasa, no hay que quedarse callado. El silencio no es salud, tenemos que aprender a hablar fuerte, todo lo más fuerte, en el bar, en la confitería, en la casa, en la verdulería, en la universidad con los profesores. Hay que decirles lo que uno piensa aún a costa de la nota, lo más importante para un militante es la lealtad. Y la lealtad tiene que ver con lo que uno exprese, sin faltarle el respeto al profesor, y si el profesor nos hace perder un año, es mejor perder un año que perder la dignidad”.
“Muchas de las cosas que les digo las aprendí de mis hijos porque ellos estudiaron y a la edad de ustedes, a los 15 años, ya empezaron su militancia. Tenían la suerte que en esa época casi todos los profesores del colegio que iban eran muy progresistas, entonces había pocas escenas de discusión, pero cuando las había, ellos venían y me explicaban. Me decían: ‘Mirá, mamá, si perdemos el año no importa pero nosotros estamos haciendo esto, esto, eso. Y yo fui entendiendo que tenían razón porque era la única manera de ir saliendo de lo que estábamos viviendo”.
“La solidaridad, todo el mundo me lo ha escuchado un montón de veces, pero no me canso de repetirlo: la solidaridad no es dar lo que a uno le sobra porque eso lo hacen los ricos, decían ellos, sino dar lo mejor que tenemos. La verdadera solidaridad es dar lo mejor que tenemos. Tenemos que compartir con el otro, ya sea la comida, la ropa, la casa, las mantas, es la única manera de empezar a ser un militante revolucionario”.
“Tienen que hablar con sus padres. Yo sé que cuesta: a veces hay padres que somos abiertos y padres que somos más cerrados. A veces los padres no quieren que militemos o no quieren que ustedes salgan o que vengan tarde o que haya muchos chicos en la casa. Si hay madres a las que les puede llegar esto que digo, no hay nada más hermoso que compartir con los hijos la militancia, no hay nada mejor, no hay mejor herencia para ningún padre que compartir la militancia con los hijos”.
“Estoy segura y estoy convencida de que hay muchas mamás que no saben lo hermoso que es acompañar a un hijo a darle de comer o a ayudar a un pibe que se quedó sin trabajo”.
“¿Que nos quieren meter? Que los K somos chorros. Y hay mucha gente que se la cree, imaginen los millones que somos, cómo vamos a ser todos chorros. Una locura la gente como se cree eso. Sin embargo, porque hay unos cuantos traidores y unos cuantos chorros, la gente se lo cree; entonces dicen: ‘no te metas con ese que es K, que robó, que no presida la cooperadora’, es terrible”
“Néstor, Cristina, Chávez: son tipos indispensables y ellos no tienen ni una uña del pie que les sirva para nada. Nosotros tenemos que leer sus discursos, sus propuestas, sus trabajos. Evo, otro tipo genial. Lean chicos, lean mucho todo lo que puedan”.
“Yo lo que quiero que sepan que las Madres amamos la vida por sobre todas las cosas, defendemos la vida por sobre todas las cosas, no cobramos la reparación económica por la vida de nuestros hijos porque no vamos a permitir que nadie le ponga precio a la vida de nadie. La vida vale vida y no tiene precio. Vamos a seguir luchando, vamos a seguir puteando, no importa que me critiquen, soy una vieja puteadora, digo lo que se me canta: Macri es un reverendísimo hijo de mil puta”.